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Entrevista a Guillermo Paraje
Noviembre 29, 2018
*Guillermo Paraje es Profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez en Chile. Ganador del premio del día mundial sin tabaco de la OMS. Fue miembro de la Comisión Asesora Presidencial para la Reforma del Sistema Privado de Aseguramiento de la Salud. Sus áreas de investigación son economía de la salud (reforma de sistemas de salud, economía de las adicciones, entre otras.) y desarrollo económico.
En su opinión, ¿Cuál es la principal contribución en investigación sobre economía del tabaco, que ha hecho Latinoamérica y el Caribe?
Creo que la investigación sobre economía del tabaco está iniciándose con fuerza en la región ahora. Hay varios grupos que están trabajando de manera contínua y con una calidad alta. Creo que los estudios que se están realizando sobre contrabando en la región son una contribución importante reciente y, en este tema, hay que destacar el trabajo que se está haciendo en Colombia. En algunos casos, estos estudios son novedosos en el área, incluso a nivel internacional. Justamente el de Colombia que compara el efecto del incremento de los impuestos en el contrabando.
Si tuviera que mencionar un trabajo como el principal en esta área en términos del impacto que ha tenido en la discusión pública mencionaría el desarrollado el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) sobre carga de enfermedad y costos directos del consumo de tabaco en varios países de la región.
A pesar de la evidencia de la efectividad del impuesto al tabaco para mejorar la salud pública y la recaudación de ingresos, ¿por qué cree que muchos gobiernos de la región aún no han adoptado una política de impuestos al tabaco acorde con las recomendaciones del Convenio Marco de Control de Tabaco?
La razón fundamental es el lobby de la industria tabacalera que ha pasado de ser, en algunos casos, directo a ser muy sutil y más oculto. Eso no se ha corregido totalmente y hemos fallado en hacer ver que esas situaciones son ilegales y que constituyen un problema de salud pública. Otra razón es que no hemos sabido o podido llegar con nuestra evidencia a las autoridades a cargo de la política económica. El hecho de que instituciones no tradicionales en el control del tabaco, como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, con llegada a los Ministerios de Hacienda se involucren en estos temas puede ayudar a cambiar esto. En otros casos, falta evidencia a nivel local, para las discusiones que deben darse.
Las organizaciones de la sociedad civil son fundamentales. Son las encargadas de <<traducir>> la evidencia científica y en conectar a la academia con parlamentarios, prensa y sociedad civil.
¿Qué tipo de esfuerzos deberían hacer los investigadores para traducir ese conocimiento, sobre las bondades de los impuestos al tabaco, en acciones de política?
Creo que debemos presentar nuestros resultados en foros donde van economistas que se dedican a otras disciplinas para socializar no sólo los resultados sino los temas. Debe tratar de publicarse los resultados en buenas revistas científicas con acceso abierto y hacer abogacía a partir de eso. Y es fundamental que los investigadores tomen contacto con ONGs y con la prensa de los países a fin de que la sociedad civil conozca sobre estos temas y ejerza la presión correspondiente.
Aun predomina en muchos líderes de la región la idea de que los impuestos de tabaco son una medida, ante todo, para generar ingresos, ¿Cree que se ha hecho mucho énfasis en el objetivo de recaudación, dejando de lado la visión de salud pública?
Es posible que esta idea de que los impuestos al tabaco son importantes por los ingresos que generan tenga una larga tradición en la región donde estos impuestos fueron implementados mucho antes de que comenzara el énfasis actual en su valor desde la salud pública. Creo que en los últimos años ha aumentado nuestro esfuerzo para señalar que junto con la recaudación hay un efecto positivo importante sobre la salud de la población y el gasto en salud que está creciendo en todos los países. Es algo que, sin lugar a dudas, debemos reforzar.
¿Cómo pueden colaborar las Organizaciones de Sociedad Civil en la región de Latinoamérica y el Caribe con este objetivo?
Las organizaciones de la sociedad civil son fundamentales. Son las encargadas de <<traducir>> la evidencia científica y en conectar a la academia con parlamentarios, prensa y sociedad civil. Creo que en algunos países, como Chile, estas organizaciones han sido las grandes responsables de los cambios positivos que han existido recientemente. Esto, muy a menudo, se ha conseguido en situaciones de escaso financiamiento para ellas por lo que el mérito que han tenido es todavía mayor.
¿Qué está aportando la academia chilena a este debate y cual cree que ha sido el mayor avance del país en temas de impuestos al tabaco?
Desde la academia se han hecho aportes importantes como presentar evidencia del impacto que tendrían cambios impositivos en el consumo, el impacto que tiene el gasto en tabaco en las decisiones de los hogares de invertir en educación, el impacto que tienen las advertencias sanitarias en el consumo, estimaciones de contrabando, etc. Estos contribuciones se han acelerado en el último tiempo pero debemos acelerar aún más la producción de evidencia científica.
¿Qué significa para usted haber sido reconocido con el premio del día mundial sin tabaco otorgado por la OMS en el 2018?
Es un halago y un orgullo muy grande y totalmente inesperado. Ciertamente me incentiva a reforzar mi compromiso con este tema y aumentar mi esfuerzo.